El Palacio de Miramar es una edificación de estilo inglés situado en uno de los enclaves más singulares de la ciudad. Fue construido en 1893 por encargo de la reina María Cristina al arquitecto inglés Selden Wornum. Situado frente a la Bahía de La Concha, dispone de una de las más espectaculares vistas de la ciudad.
El emplazamiento escogido para el Palacio fue una extensa finca situada frente a la Bahía de La Concha en la que antiguamente había estado ubicado el Monasterio de San Sebastián El Antiguo, y que fue adquirida por la reina al Conde de Moriana. A esta superficie se le unió otra de propiedad estatal en la que se encontraba la iglesia de El Antiguo, que tuvo que ser trasladada, completándose la extensión de la finca con la adquisición de otras pequeñas propiedades. El Palacio fue finalizado en 1893, aunque en 1920 se le añadiría un nuevo edificio denominado Pabellón del Príncipe. La construcción del Palacio exigió la realización de un falso túnel que posibilitara el paso de los tranvías de la Compañía del Tranvía de San Sebastián y de la carretera, sobre el cual se extienden los jardines del Palacio.
Tras la muerte de la reina María Cristina en 1929, la finca fue heredada por el rey Alfonso XIII y posteriormente expropiada por el Estado en 1931 con el advenimiento de la II República, pasando a manos del Ayuntamiento de San Sebastián en 1933 con la condición de que sirviera de residencia de verano para el Presidente de la República y que parte de sus dependencias fueran empleadas con fines educativos y culturales.
Durante el Franquismo, y tras ser devuelto a la Casa Real española, el Palacio quedó en manos de los hijos de Alfonso XIII, y principalmente en manos de Juan de Borbón. El condominio sobre el palacio se disolvió en 1958. De esta forma, Don Juan conservó el Palacio y su entorno inmediato, separándose una parcela de 1000 m², que fue vendida en 1963. El resto de la finca, separado en dos parcelas de 10.000 y 37.000 m², fue vendido en 1963 a beneficio de los hermanos de Don Juan para la construcción de viviendas.
Tras el proceso de disolución del condominio, la extensión inicial de más de 80.000 m² de la finca quedó reducida a 34.136 m², siendo adquirida a Don Juan en 1972 por el Ayuntamiento de San Sebastián. De esta forma, el Palacio Real de Miramar pasó a denominarse Palacio Municipal de Miramar.