Paseo de Francia

Paseo de Francia

Comienza en la Plaza de Euskadi, junto al puente de Santa Catalina y finaliza en la estación del Norte, junto al puente de María Cristina.

Sus árboles, el césped, las siete magníficas villas que avanzan paralelas al río y las fuentes Wallace, lo convierten en el paseo más romántico de la ciudad.

La canalización del río Urumea (1920-1925) hizo que se ganará un espacio importante que fue aprovechado construyendo, hacia 1927, unos magníficos edificios que aún perduran.

Las fuentes Wallace son otro de sus atractivos. Nacieron en París y cuentan que fue por iniciativa de un rico benefactor que se gastó un dineral para dotar a París de fuentes de la que estaba muy necesitada tras la nefasta guerra con Prusia que originó la rendición y caída de Napoleón III (1870).

El filántropo Richard Wallace, no sólo pensó en proporcionar fuentes a París, sino que fueran además bonitas y económicas, y vaya que lo consiguió. Así se extendieron por muchas ciudades.

Nuestras fuentes Wallace se compraron a finales del siglo XIX para situarlas en el sombreado Paseo de la Concha. En la actualidad hay tres que están en el Paseo de Francia, ahora sin servicio como fuente pero manteniendo su esplendor ornamental.

Pero antes, las fuentes fueron “fuentes” de verdad, con agua manando y cuenquitos metálicos que colgaban de una cadena para servirla y beberla.

Llevan la firma y fecha de las primeras que se realizaron para París. Su autor fue Charles Lebourg según su diseño de 1872. Fueron realizadas en las fundiciones de Vall d’Osne, de la que hay otras estatuas ornamentales por nuestra ciudad.

Al final del paseo, viniendo desde el puente Santa Catalina, nos encontraremos con la Estación del Norte, cuya estructura fue realizada en los talleres de Gustave Eiffel, y con el puente de María Cristina, inaugurado en 1905, y el más bonito de todos los que cruzan el río.

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